POR ROBERTO GUILLEN
Eso es lo que me gusta de los chilangos que cultivan la Historia. Que no la observan con el formol de un anticuario provinciano. Que no soslayan la perpetua llaga, verbalizada en una sola palabra, según la óptica de un novelista que se escribió una biografía de unas mil páginas sobre Pancho Villa: Culeros.
Por ejemplo, yo no sabía que a la traición Vidaurri le dieron en la madre de rodillas y por la espalda.
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El insumiso Paco Ignacio Taibo esgrime la Historia como una espada y como un espejo para evitar la deformación siniestra y el Abismo en que ha desembocado la Patria de Benito Juárez. En el abarrotado Colegio Civil un buzo de lo que somos descarnadamente nos presenta su carnet de contestatario: soy un jarocho perdido, no recuperable para los manuales de buena conducta .
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Ante los pirrurris y descerebrados babysaurios que hoy sangran a los estados, el creador de Belascoarán nos habla de los mexicanos que eran valientes hasta el delirio y honestos hasta la pobreza.
Sí Juárez se paseaba sin guaruras en los alrededores del Palacio Nacional, los engominados hampones de nuestro tiempo no se mueven sin una runfla de guaruras, cargaportafolios y lamehuevos.
Lo que el novelista les quiso decir a los universitarios, es que en otro tiempo a la Patria le nacieron hijos memorables como Escobedo, Zaragoza, Juárez , Ocampo…( no como la feria de tunantes que pululan y ululan entre la fauna de la manirrota partidocracia)
“Santos Degollado era un sobreviviente de la Derrota…y por las noches se ponía a coser los uniformes de los soldados”.
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Desde la pedadogía del Ahuizote y del hijo del Ahuizote, el escritor intenta Despertar a los hijos de la Suave Patria…
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Quién sabe que karma estaremos pagando con las heces de Salinas y la estirpe de un cinismo que sobrevive a base de fraudes, terror y migajas, versus el grupo Atracomulco…
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La noche lóbrega por la que transitamos, encuentra sus destellos de luz en los círculos de la Historia, que la irreverencia vital anda esparciendo por la Suave Patria…