ROBERTO GUILLEN
@guillenwriter
Me felicito de haber estado allí, en la Casa del Pueblo. Muy a menudo me corresponde narrar los eventos donde no estuvo ningún otro periodista, y este fue uno de ellos. Que el activista y ex diputado Armando Torres nos ha convocado a un foro para ventilar las problemáticas de la urbe metropolitana de Monterrey. Le doi un sorbo a mi tonificante café, y me arroba una Alegría de Libertad. Si en días pasados tuve el placer de presenciar un Encuentro de Escritores, ahora corresponde escuchar a una formidable científica social, como lo es Veronika Sieglin. Su materia de estudio es esa monstruosa transformacion en qué se convirtió el villorrio de Villa Juárez.Una socióloga dictamina la resultante del Capital en los días corrientes: un urbanismo explosivo,brutal, salvaje. La jungla de concreto donde el árbol es un intruso. Fue así como me traslado con aquella expresión socarrona que me giró un chilango cosmopolita, cuando por mero azar incursione por un bar del barrio de Santo Domingo: Welcome to the jungle, baby. Ver a Veronika en el vestíbulo del Congreso del Estado, citando a Foucault, el filósofo del Poder, fue un goce superlativo. Lo siento por los estudiantes y académicos de las diferentes universidades que se lo perdieron. Claro, el urbanismo reviste una expresión política.Bien lo dijo otro de los ponentes: hay urbanismos que están diseñados para que entren los carros, no las personas. Que la gentrificacion es el Absurdo de eso que llaman Progreso. La gentrificacion como el entairtement de la misma especulacion. Cuando la vivienda dejó de ser un derecho social y se convirtió en una mercancía. Y a medida que la socióloga nos va describiendo la jungla y el caos en que nos hemos convertido, de pronto me visitan esas enigmaticas imágenes de Guillermo Ceniceros, donde traza la figura humana imantada de misterio y horizontes inciertos. Ahora me voy al Cafelito para recorrer el casset mental en torno al urbanismo salvaje: de la despersonalizacion a la depresión y de la depresión al psiquiátrico o al suicidio. Yo prefiero caminar por la calle, tomar aire fresco, escuchar a Duke Ellington, y seguir viajando por ese marcopoliano viaje submarino que reviste la fascinante fauna humana…en las tripas del Metro, Ja
