ROBERTO GUILLEN
Que gusto enorme se experimenta ver que tu amigo es Otro. Que le ha cambiado el aura, el semblante, y ahora sus pasos son más firmes y resueltos. Que Miguel Jasso ha dado un salto cuántico, y de un empleado apesadumbrado de monótonos quehaceres, ahora es el dueño de su Tiempo…y despacho.
La Bella Sensación que se experimenta cuando se abre el elevador en el piso 11 del Edificio Latino y observas un corredor limpísimo, reluciente de limpio, como un indudable signo de Éxito. Con una superlativa pulsión de Alegría buscas el número 1110, donde el jurisconsulto y literato, Miguel Jasso, atiende a quienes acuden en busca de asesoría jurídica..
Y lo primero que me fascina de su despacho, es que tiene como decorado el maravilloso paisaje de la Sierra Madre.
Woooooouuu!!!, expresa el periodista iconoclasta al ver que su amigo ya es dueño de su Destino, que ahora dispone de su propio espacio para atender a sus clientes y/o representados. Su mirada brilla doblemente de felicidad, porque cumple años y en la mesa un pastel nos invita a celebrar el momento:
Guillén, por favor, toma tu rebanada del pastel.
¿Qué distingue el servicio de asesoría legal que otorga el Lic. Miguel Jasso?
Humanismo, discreción y mucho profesionalismo.
Miguel es delgadito y de baja estatura, pero con un Don de Persona que ya lo quisiera tener cualquier diputado.
“A veces no me creen Guillén, no creen cuando les digo que soy abogado…hasta que les doy mi tarjeta de presentación”.
Es preciso decirles que el Lic Jasso es experto en Derecho Civil y Mercantil, tan es así que en el despacho que se desempeñaba, llegó a fungir como el apoderado legal de importantes empresas regiomontanas, y que cuando lo menciona, la gente se queda con la mirada congelada de incredulidad.
Pero es preciso continuar en la escarpada de la vida. Es preciso extender las alas y volar alto, alto, alto. Que Miguel Jasso ha tenido la valentía de romper las amarras de sus miedos limitantes, y ahora , sonriente y pletórico de sueños triunfales se da el lujo de invitarnos a su despacho desde donde contemplamos a la Gran Ciudad de Monterrey:
El jurisconsulto dulcemente pasea su mirada por el entorno del despacho, al tiempo que acaricia su corbata, para externar con la ´prestancia de un escritor consagrado: Ahora sí Guillén, puedo sentir el pulso de la Ciudad…