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LA ERA DE LA DEMOCRACIA ELECTRONICA…

LA ERA DE LA DEMOCRACIA ELECTRONICA…

POR JORGE AGUIRRE SALA

Promover la democracia electrónica: práctica exitosa de las nuevas generaciones

 

Nuestros jóvenes ciudadanos coinciden en ser “nativos digitales”. Los que no somos tan jóvenes resultamos “inmigrantes digitales”, porque no nacimos en la era digital y tuvimos que incorporamos a esa tecnología más tarde en nuestras vidas. Ahora ya todos estamos en la misma cultura digital porque las circunstancias laborales nos exigieron al aprendizaje y competencia de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC). Haciendo una paráfrasis de la expresión de Terencio, podremos decir que “nada de la tecnología nos es ajeno”.

Sin embargo,  ¿es cierto que nada de la tecnología nos es ajeno? El énfasis de la pregunta surge porque, si bien la tecnología digital está demandada, dotada y desarrollada en los ámbitos educativos, sociales y laborales de los mexicanos, cabe la sospecha en el ámbito político: ¿ejercemos la soberanía con los instrumentos digitales?, ¿conocemos la democracia electrónica?

La democracia electrónica no consiste en realizar campañas electorales de bajo costo, con la simultánea actualización de la información política en tiempo real gracias a las redes sociales y la constante presencia de lo político en la línea o wi fi de Internet. Tampoco consiste en sustituir la boleta electoral y la urna de los votos por el voto digital de un “click”. La democracia electrónica transforma el sistema político completo: lo que hacemos, en lo que nos convertimos, lo que elegimos y por medio de qué o quién elegimos. Si en México el Congreso de la Unión estuviera por decidir un asunto del cual usted sabe y quiere votar, la democracia electrónica le ofrece la oportunidad de emitir su “voto-click” para que la parte proporcional de la soberanía del país que le corresponde como ciudadano, -es decir, su elección-, aparezca contabilizada en el enorme tablero electrónico del recinto legislativo; tal y como aparece hoy el voto del senador o del diputado que se ostenta como representante político de su distrito. Si usted no quiere o no sabe en qué sentido participar, puede delegar el valor de su “voto-click” en otro ciudadano. Ya sea porque reconoce en esa persona un mayor dominio del tema a decidir o porque esa otra persona se ha ganado su confianza con muestras de honestidad. Además, no necesitaría sostener económicamente a los partidos políticos ni al costosísimo aparato electoral. También podría hacer públicos los motivos de la delegación de su “voto-click” en la persona en quien confía para exhortar a otros ciudadanos a delegar su soberanía en la misma persona.

Una vez decidido el tema, cada ciudadano digital recupera el poder de su “voto- click” hasta la siguiente sesión del Congreso para seguir avanzando con el nuevo tema de la agenda pública y, entonces, volverá a usarlo por sí mismo o delegarlo en quien sabe del nuevo tema y/o en quien confíe que es honrado para buscar lo mejor para todos.

La democracia electrónica no es una ilusión. Hace unas pocas décadas las líneas de producción robotizadas en las fábricas eran un sueño de la ciencia ficción; la intervenciones quirúrgicas guiadas por computadora resultaban mera fantasía; la programación trans-génica de alimentos y de medicinas personalizadas se imaginaban para un futuro inalcanzable. Hoy nada de eso es ajeno a la cultura digital. ¿Por qué no dar el paso a la democracia electrónica?

La democracia electrónica no es una utopía: en 2012 en Islandia elaboró con este modelo la nueva Constitución de ese país; en 2014 el Partido Pirata alemán alcanzó su tercer escaño en el Parlamento de la Unión Europea; desde 2017 la plataforma electrónica de ciudadanos “Barcelona en Comú” dirige las decisiones de la municipalidad de esa ciudad. En México tenemos que ganar la batalla contra la indiferencia política y la apatía a participar como ciudadanos. En la nueva era digital podremos lograrlo desde la computadora de la casa o nuestro dispositivo móvil. Demos un “like” a la democracia electrónica para convertir a México en la verdadera patria de sus “nativos digitales”.

*El articulista es autor del libro Introducción a  Democracia líquida, presentado recientemente en la feria del libro UANLEER

Roberto Guillen

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