POR ARISTEO JIMENEZ
En una quinta de Villa de García donde a veces me refugio los fines de semana, una mañana vi una pequeña víbora de esas que no son venenosas llamadas alicantes tragarse una rana. era de un tono amarillento con franjas grises, crecen un poco mas de un metro y ayudan mucho en el campo pues eliminan la fauna nociva. En un año alcanzo su tamaño adulto y ya pesaba varios kilos, era mi mascota, a veces le aventaba restos de carne de res y por las noches iba y se los despachaba. Pero llegó un domingo día del padre y con él los regios que tienen quintas por este rumbo, uno de ellos bien pedales vino por la tarde y me dijo—–Oiga vecino, fíjese que de su quinta salió un víborón bien feo y venenoso, pero no se preocupe le eche el carro encima y se me hace que la maté, se fue con todas las tripas de fuera y se volvió a meter a su quinta—— Me debe unas cheves compa.
