POR LUPITA VILLARREAL ANCER
En el kínder no hay maestras, hay magas, magas que tienen trucos para controlar 30 niños entre 3 y 6 años, niños que corren, brinca, prueban, investigan y se encuentran en una edad donde quieren explorar el mundo novedoso en que se encuentran…
Las magas del kínder tienen múltiples brazos, miles de pares de ojos y ampliada visión periférica, que saben lo que pasa cuando se voltean un segundo, son seres que desafían las leyes de la física, química y biología, de desarrollados reflejos…
Que pueden evitar un accidente en un segundo, que corren más rápido que nadie para evitar una tragedia, que pueden besar niños enfermos y no enfermarse más que en vacaciones…
Las magas del kínder se inventan juegos de la nada, se multiplican la memoria para acordarse de cada uno de sus alumnos a pesar del paso de los años, es sentir orgullo cuando empiezan a agarrar correctamente el lápiz y aprenden el gran pequeño logro de no salirse de la línea al colorear…
Multiplican los recursos que el gobierno o la escuela les da, llevan de su dinero los muñecos, las laminitas, las enormes botellas de escarcha y pegamento, que llevan a escondidas de su familia un par de jugos extra, unos sandwiches y frutas para sus pequeños que no tienen forma de hacerse de un desayuno…
Esas magas del kínder andan hurgando en los cuartos de sus hijos y los hijos de sus amigas, en busca de juguetes sin uso y ropa que ya no necesitan para abrigar y confortar a los más vulnerables de su reino…
Esas encantadoras y mágicas mujeres, se parten en dos, en tres, en cuatro, terminan su jornada y vana casa donde son madres y esposas y le roban tiempo a ello para hacer su próxima clase, su próxima sorpresa, su nuevo proyecto…
Ahí están intentando saber por qué un niño no quiere salir a jugar al recreo, investigando los orígenes de un misterioso moretón, o enseñándoles que no hay que apenarse de haber vomitado enfrente de sus compañeros…
Ahí están esas anónimas magas, haciéndola de artistas, de payasos, de malabaristas, consiguiendo la atención de decenas de caritas inquietas que le ponen el peso de su confianza e inocencia…
Ahí están esas magas haciendo magia en un mundo y un sistema interesado en evaluar la realidad…