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CRÓNICA DE UNA TARDE CON ALE PUNK

CRÓNICA DE UNA TARDE CON ALE PUNK

ROBERTO GUILLEN

Aún degusto el encuentro con la dama rebelde que gusta flotar por las calles de la ciudad con una cadencia de turista sin retorno:
“Me gusta merodear solitaria”.
Tal expresión hace click con mi esternón y al instante me viene a la cabeza la invención de Walter Benjamin: Le Flaneur.
Y tratando de sentirme teacher, le demuestro cómo se pronuncia la palabra con mi elemental francés, lo cual ella reproduce, causando en mi sensibilidad la viva exquisitez de sentirme en un filme de Truffaut.
Nos hemos encontrado en El Cafelito, ese cafetín-islote de la guarida intimidad que andamos arañando desde la misma placenta. Siempre dueña de un estilo propio y con el aire de una mujer resuelta, Ale Punk, como la conocen sus amigos en el Betos bar y demás cantinas del underground regiomontano, anhela un día de estos contar con su propia casa de modas, donde pueda trazar sus propios diseños y convertirse en la versión mexicana de Coco Channel.
Precisamente en esa especie de manicomio para-chilango, el Betos, Ale Punk bautizó su cuerpo con un tatuaje que registra el aire dadaísta de nuestros días, es un círculo donde aparecen las expresiones: Noise / No música.
Me fascina su respuesta cuando le hablo del escultor Cuauhtémoc Zamudio y de la lucha que estamos dando por rehabilitar su espacio cultural : ahhh Zamudio, el artista que se pintó la cara de verde, porque le dañaron su obra…ese artista sí que es un subversivo.
Ella es una sobreviviente de ese trainspoitting inglés donde se han quedado atorados personajes famosos como el Robín Williams, la Whitney Houston y Kurt Cobain.
“Bueno ya me salvé de no ser como esas chavitas que a los 12 años quedan embarazadas, y ahora lo que tengo que hacer es cuidarme de no terminar como una anciana alcohólica.
¿Conoces esa película inglesa conocida como Trainspoitting?
Sí… yo he llegado a la conclusión que no hay manera de evadirse de la realidad…yo por eso quiero estudiar diseño, para poner mi propia casa de modas..
Después de que abandonamos El Cafelito y nos ponemos a deambular por la City, al periodista una vez más le asalta la Sensibilidad de Ale Punk, quien al ver el trajín de los automóviles frente al Palacio de gobierno, así expresa su pasión por la Naturaleza:
¡No maaames! Mira, pobre árbol, tener que sufrir la tortura de los automóviles, de todo el ruido que provocan. ¡No maames!

Roberto Guillen

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