POR RAÚL A. RUBIO CANO
Ayer, Napoleón Gómez Urrutia, en su colaboración semanal, titulada: “Los cobardes tienen miedo” (La Jornada 22/2/2017), habló del pavor que les ha causado a la oligarquía su nombramiento por Morena para el Senado de la República, señalando: “La perspectiva de que yo ocupe un escaño por la vía plurinominal en el Senado de la República los tiene molestos, sorprendidos, inseguros y en no pocos casos empavorecidos, ya que durante los últimos 12 años se acostumbraron a utilizar a los políticos, estrategas de medios, hasta sicólogos, publicistas, mercadólogos, abogados mercantilistas y traidores sindicales para engañar y confundir a la población. No tienen vergüenza, porque además utilizan a perros de presa y porros como Javier Lozano Alarcón, que no sólo ha sido gato de Larrea, como éste lo llamó, sino que jamás explicó dónde quedaron los 205 millones de dólares que obligaron al chino Zhen Li Yegon a guardar en su casa bajo amenaza de muerte (coopelas o cuello) y bajo el patrocinio de Felipe Calderón y su ambiciosa y corrupta esposa, la señora Margarita Zavala. Esos mismos empresarios tienen contratados extranjeros expertos en campañas sucias y a periodistas nacionales sin escrúpulos ni ética profesional. Ambos al servicio del poder y del dinero, todos colgados de los regalos, cochupos y embutes otorgados por el gobierno y las empresas. No conozco si alguno ha contribuido con publicaciones u obras que se hayan convertido en best sellers (más vendidos) de The New York Times, como lo ha sido con mucho orgullo mi libro El colapso de la dignidad, pero eso sí, se han dedicado a calumniar y desprestigiar sin ninguna ética y menos veracidad, como Raymundo Riva Palacio y Joaquín López Dóriga, entre otros. Todos han cuestionado o pretendido desconocer las resoluciones del más alto tribunal de la justicia en la nación, la Suprema Corte, que resolvió desde el 28 de agosto de 2014 mi exoneración absoluta, unánime, firme, definitiva e inapelable de todos los ilegales y falsos cargos que inventaron esos mismos nefastos empresarios en mi contra. Fueron 11 acusaciones repetidas por los mismos hechos, con lo cual el propio gobierno violó la Constitución las mismas veces. En un país de primer mundo todos los involucrados estarían en la cárcel, políticos corruptos, traidores sindicales y empresarios juntos. Por eso México tiene que cambiar, porque un país que no respeta el Estado de derecho va al fracaso, al precipicio y al derrumbe total. Hoy es tiempo de ver hacia el futuro, con la cara y la frente muy en alto. López Obrador no se asusta ni se intimida ante los retos, ya que tiene muy claro quiénes son sus enemigos, los caciques y corruptos, así como sus voceros en los medios de comunicación, y de esto hay registros en sus variados libros. Él sabe muy bien quiénes son los responsables de la destrucción del país y lo que se necesita para reconstruirlo sobre bases de igualdad, democracia y justicia para todos, y no como hasta ahora, para unos cuantos”. ¡Órale! raurubio@gmail.com