POR MALAQUÍAS AGUIRRE LÓPEZ
Con miras al proceso electoral 2018, el presidente Enrique Peña Nieto definió el perfil ideal para el candidato de su partido, el Partido Revolucionario Institucional. A poco más de 15 meses para terminar su administración, el mandatario explicó que el representante del partido en el gobierno tendrá que contar con dos atributos muy claros: el primero, que sea consciente del México que quiere construir y el segundo, que cuente con “una trayectoria honesta, limpia, de reconocimiento y de prestigio”. Si bien el primer atributo puede presentarse en diferentes priistas, el segundo complica el proceso de selección al interior del tricolor. ¿Dónde va a encontrar el PRI a ese perfil honesto y limpio? ¿Miguel Ángel Osorio Chong cumple? ¿Videgaray? ¿Meade o Nuño? Hoy el PRI quiere impulsar a perfiles que no han tenido la cobertura de la vieja guardia. Sin embargo, no nos dejemos engañar. Cada uno de ellos ha sido fiel al corrupto e impune gobierno de Peña Nieto. Han callado y han sido cómplices de un sin fin de atropellos que han puesto a México en jaque. Las caras y los nombres pueden cambiar, las prácticas siguen siendo las mismas. El PRI, si quiere recuperar la confianza ciudadana, tiene que reinventarse, lo cual no se alcanza a menos de un año de una elección presidencial. Sigue y seguirá el juego político. Los que siempre han tenido el poder saben que están por perderlo. Se les acabó su tiempo. malaquias@gamamateriales.com