POR ROBERTO GUILLEN
El protagonista que fundó el despacho de abogados cuando fue estudiante del Tec de Monterrey, se distinguió como otro protagonista que le dio vida a la organización Rescatemos Nuevo León. Y ahora como funcionario en el gabinete económico del Bronco, hierve una vez más la fiebre del protagonista con el viaje histórico de romper esquemas, es decir, de mandar al retrete de la historia esos institutos políticos – si es que se les puede llamar así- que se mosquean entre las miasmas de la corrupción y la impunidad.
El Abogado y músico, Roberto Gallardo, tiene hambre por hacer Historia. Lo seducen las glorias de Lech Walesa y Pedro el Grande. Luego luego se le nota que no quiere ser un funcionario del montón; no, él no quiere medrar como un burócrata que se ha contaminado con la viruela de la inercia, con eso de que la burocracia tradicionalmente resulta ser sorda y ciega. En el noveno piso de su oficina, situada en corazón de la Macroplaza, lo observamos como una pantera negra que en cualquier momento va a saltar por la ventana para irrumpir con lo que él denomina su liderazgo disruptivo. Algo así como el pragmatismo de una palanca para transformar a esa pretendida máquina del progreso que llaman Nuevo León, y que en tiempos de Rodrigo Medina perdió lustre y tesitura.
“No somos fanáticos de nada y lo cuestionamos todo”, comenta el joven funcionario, a guisa de presentar su ideario político. Se describe como un personaje 100 % pragmático, que busca la eficacia en el ejercicio del poder, sin faltar claro, el escepticismo, como la brújula de su programa. De tal manera que para él, tanto el capitalismo como el comunismo, son meras abstracciones que en la rugosa realidad, tan sólo se antojan como un mero juego de frases huecas que no aterrizan en la realidad, es decir, que tan solo se trata de una fantasmagoría llamada entelequia, es decir, en buen mexicano, son puro pedo.
Para Roberto Gallardo no hay otra realidad manifiesta que la misma naturaleza humana, que los políticos tradicionales han buscado manipular:
“Los políticos corruptos nos han hecho creer que la política nomás es un bien para ellos, lo cual me parece que es la mayor estupidez que le han hecho a la humanidad. Nosotros, todos los que coincidimos en Rescatemos Nuevo León, no somos soñadores ni alucinados, para nosotros el ejercicio del poder es una propiedad de los ciudadanos.”
Del mismo modo, tiene ubicados a quienes considera sus rivales políticos:
“Tanto el PRI como el PAN, deben desaparecer de la esfera política, creo que si logramos reducirlos a un 5 %, habremos cumplido con nuestro objetivo”.
Y para lo cual se requiere conformar una masa de ciudadanos, dispuestos a tomar el poder político para concretar el cambio social y económico que urge en el país.
Para el protagonista Gallardo, las ideologías estorban, son como lagañas que no permiten buscar la pragmática eficacia en el ejercicio del poder. Su dogma es el pragmatismo y su amuleto intelectual para consumar un cambio en la entidad se encierra en la expresión Destrucción Creativa…una expresión que nos hace recordar aquella perla de Proudomme el anarquista, la pasión por la destrucción, también es una pasión por la creación.