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EL REBSAMEN COLLEGE O LAS RUINAS DE LA CORRUPCION

EL REBSAMEN COLLEGE O LAS RUINAS DE LA CORRUPCION

POR DANIEL BUTRUILLE

 

El colegio Rébsamen es una vergonzosa ilustración del dicho: “Después de ahogado el niño, tapan el pozo”. Vergonzosa para el gobierno de CDMX, vergonzosa para la SEP, vergonzosa para quienes ostentaron el poder delegacional en Tlalpan. Fueron necesarias las muertes de 37 personas para que estallaran los escándalos de corrupción de lo que es la vida diaria en la CDMX. 37 muertos antes que la SEP cuestionará la legalidad de esta institución privada, 37 muertos antes que la CDMX se preocupará de lo que estaba pasando en la delegación Tlalpan; 37 muertos antes que se cuestionará la honorabilidad de los delegados que autorizaron las decisiones del establecimiento, de ampliación y de operación de una institución educativa en la cual los dueños ganaban mucho dinero, la SEP jugaba su prestigio a través de su autorización de funcionamiento y la CDMX su honorabilidad al avalar las decisiones de los delegados en turno. Ya consumida la tragedia, la SEP revoca el permiso. En buena hora. Decisión oportunista, fuera de tiempo y sin efecto, ya que el colegio no es más que un montón de ruinas. Ahora, se hará justicia tardía. Todos los zopilotes políticos y administrativos se saciarán del animal herido. Sin importar todos los niños vivos que esperan seguir adelante con su educación. Las catástrofes naturales tienen la virtud de tumbar las cortinas espesas que cubren las escenas indecentes de la vida diaria de la gran metrópoli. Salen a relucir los actores desnudos. Y los socavones. Los permisos comprados. Los compromisos escondidos y los dineros que cambian de mano: de las manos de quienes compran la indecencia, a las manos de los que aceptan ser comprados, olvidando cualquier resto de decencia. No valen las reacciones tardías ni las revocaciones emitidas por funcionarios que buscan proteger sus aspiraciones presidenciales o municipales. Todos iguales, desnudos expuestos por las cortinas caídas. Es la imagen de un sistema político que se confunde en todos los colores del arcoíris en una misma sinfonía a la corrupción. Cambiar de partidos o cambiar de aspirantes no ayudará a tapar el pozo. Necesitamos cambiar el régimen. Necesitamos sacudir el país para que caigan en el pozo por igual los de la SEP, los de la CDMX y los delegados. Si no lo hacemos mediante procesos electorales radicales, lo harán otros mediante procesos violentos. La elección del 2018 es una última llamada. Y no creo que el Bronco, aparte de aportarle lenguaje vulgar y promesas irrealistas, pueda ser un factor determinante para el futuro de México. Cuando mucho para su futuro de él. Cuestionable para decir lo menos. butruilled@hotmail.com

Roberto Guillen

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