ROBERTO GUILLEN
Ayer llegué al simpático Cafelito para tomarme una tizana y empezar a carburar con un nuevo proyecto que hace tiempo ya veníamos acariciando.Pero nomás no se prendía la luz. Y es que en la desértica de relojerías no es tan fácil. Todavía en la CDMX, o en Oaxaca, o en Guerrero, o en Guanatos…pero en Monterrey? Pues no es tan fácil encontrar a quien le interese apadrinar un proyecto editorial para dignificar a los Abogados de la Lucha Social. Y es que como bien lo dice la académica Veronika Sieglin, el individuo que se atreve a denunciar, a cuestionar el statu quo de las estructuras establecidas, pues de inmediato es estigmatizado, aunque últimamente se puso muy de moda el adjetivo “tóxico”. Pues resulta que al entrar a ese simpático cafetín me encontré con el abogado Teneyuque, a quien le compartí la bella noticia de que en los próximos días, una vez que pase este desmadrito de la Covid 19, me sentaré a entrevistar a todos aquellos abogados que participan en la lucha social; le dije que después de tanto tiempo, al fin me había salido “un tirador”, interesado en hacer realidad un proyecto que le hace falta a la ciudad, y que vendrá a visibilizar a todos aquellos abogados que se han atravesado por una causa social, que han esgrimido su formación profesional para defender a los oprimidos. Que a pesar de la indolencia imperante y de toda una feria de adversidades, ahi va el coraje, la terquedad, la Dignidad, y la sensibilidad del abogado por pelear ante los tribunales lo que considera un acto de injusticia. Es decir, son individuos que trascienden esos adjetivos ruinosos que le han endilgado al gremio de los abogados: el chicanero, el machotero y el codiguero. Hablamos de aquellos abogados que ejercen la ley, que saltan en defensa de la Justicia, del bien común.En síntesis, que dignifican su profesión. Sí, hablamos de esas figuras sensibles que nosotros llamamos: Abogados de la Lucha Social.
