GERSON GOMEZ
Incomoda y profunda, así debe funcionar la labor del periodista. Jamás de comparsa. De prestarse al juego perverso del besamanos con el poder. Descalificamos a los periodistas chambones. A quienes después de prestar sus servicios reporteriles en las empresas informativas, caen seducidos por aprendices de políticos. Al sumarse en las campañas electorales, citando a conferencias y ruedas de prensa improvisadas. De bastante poca formación para ejercitar las relaciones publicas o la labor de lobistas, de cabilderos. El reportero exitoso soporta los cañonazos financieros. Surfea las olas anónimas de prebendas y de beneficios personales. No les habla bonito a sus fuentes de información. Mucho menos, cuando se asumen como invencibles con los pies de barro. Por cobardía abandonan sus frentes de batalla, en las mesas de redacción. Desertores de la mejor profesión del mundo, han sobrevivido con las migajas de sus patrones. Y por eso les entendemos al momento de entregar las cartas de renuncia en recursos humanos. Al convertirse en defensores a ultranza, de óptica parca y sucia, de personajes nefastos y corruptos. Departiendo en el festín de las bestias como comparsas de dientes afilados y no como testigos de los excesos, denunciándoles.