DANIEL BUTRUILLE
En una democracia, cuando los tribunales son más fuertes que los electores, se manifiesta una evidencia clara de una enfermedad profunda de la propia democracia. La elección extraordinaria del 23 de diciembre en la ciudad de Monterrey es una manifestación clara de la enfermedad de la democracia en Nuevo León. Los partidos políticos son los que matan la democracia, cuando son productos del propio sistema democrático y deberían ser sus guardianes. Fallaron los guardianes y su supuesta expresión ciudadana denominada Comisión Estatal Electoral. Sin embargo, si todavía le tenemos fe a la democracia, por más enferma que esté, es imperativo ir a votar el día 23 de diciembre. No ir sería matar al enfermo en su lecho de agonía. No escapamos de estas contradicciones existencialistas sobre la democracia o lo que queda de ella en Nuevo León. butruilled@hotmail.com