POR ROBERTO GUILLEN
Cuántas veces habíamos envidiado a los argentinos y a otros pueblos por tener en la presidencia a un auténtico líder, a un dirigente con visión y valentía. A un presidente que lucha por los intereses de su pueblo. Cuántas veces nos ganaba la modorra al ver las peroratas en la tele de presidentillos desechables como Fox, Zedillo, Calderón, Peña Nieto, etcétera, etcétera…Y nos ganaba la abulia y eramos remitidos a la terrible palabra de Augusto Monterroso:
Y cuando despertó, el dinosaurio seguía allí
Pero el pueblo mexicano ha despertado y por fin cuenta con el Presidente que ha elegido; que frente a los faraones del dinero no le tiembla la voz para pintar su raya:
«No soy un florero…No soy de adorno»