Visten de blanco. Tienen algo de esperanza. Usan la franqueza del cinismo. La idiosincrasia de la ignorancia. Su estandarte lo preside la Virgen de Guadalupe.
Tratan de frenar, en sus miopes visiones, el comunismo de la faz de la tierra.
La pobreza es una condición ineludible. Se nace en un estado y se muere dentro del mismo.
Olvidan la dinámica social. La oportunidad de la superación por medio del esfuerzo.
Acostumbrados a la ley de las componendas, a las fechas de caducidad de los pagarés.
La lucha social de quienes siempre tuvieron el viento a favor es algo exótico. Pocos los acompañan en la mañana de domingo.
Provocan la risa de los transeúntes, la compasión de quienes les da lo mismo la condición política nacional. Cargan en sus manos cartelones con leyendas incongruentes.
Sus autos recientes los estacionan en la zona periférica a las plazas principales. Ninguno de ellos usa el servicio público de transporte.
Habrá de preguntarse cuántos de ellos, sobre todo, de la tercera edad, quienes ya recibieron el apoyo de 65 y más. Con seguridad cobraron ese dinero y lo usaron en minucias.
Para la compra de refrescos y chocolates. Mientras los verdaderos beneficiarios, lo disponen para ponerse al corriente con la luz, el gas, el agua y hasta el servicio telefónico.
Dr. Gerson Gómez Salas.
Monterrey N.L.
