ROBERTO GUILLEN
Cuando las feministas de Monterrey tomaron los muros de la ciudad, como el ministerio público donde se han estrellado sus demandas, donde se fragua la impunidad que hoy registra las 10 vergonzosas muertes diarias de mujeres en el país. Es decir, vivimos en un México feminicida.
A la mañanita siguiente del 8 de Marzo, este periodista iconoclasta se quedó patidifuso, al contemplar una selva de grafitis rabiosos en los muros de la tienda Liverpool, ubicada en Ocampo y Juárez. En contra esquina, también hicieron del negocio Fantasías Miguel, el ministerio publico donde estamparon el nombre de su acosador o de su violador. Los muros de la ciudad como un espacio de expresión alternativa. Y como un encuentro de atrincheramiento y mutua comprensión, frente a lo que consideran su enemigo común: El Patriarcado.
Inusitado. En la Bizarra Manhattan Regiomontana, la Cultura de la Protesta nunca ha sentado sus reales. Tendría que venir el vigoroso movimiento feminista, como un tempestuoso tsunami que vendría a incendiar la puerta del Palacio de Gobierno, dejar la fachada del Casino Monterrey como un pizarrón de la rabia feminista y estampar el Mural de la Indignación en las mismas paredes del Museo Marco. El Círculo Mercantil Mutualista no escapó a la denuncia tumultuaria. De tal manera que transitar por estos escenarios nos otorgaba la estética sensación de volver a redescubrir una Ciudad marcada por una fiebre de relojerías, que bien podríamos resumir con el estentóreo “Ponte a Jalar”. Pero las feministas salieron de protesta en su 8 de Marzo y pusieron a la ciudad de cabeza.
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“Yo sí te creo”. “Fuimos todas” “Macho muerto no viola”. “No es no”. “Gobierno Puerco”. “Somos Históricas” “Nos queremos vivas y libres”. “Muerte al Patriarcado”. “No me calmo, Pendejo”. “Sobreviví a un violador” “Sin miedo” “Aborto legal” “Saca tus rosarios de nuestros ovarios”. “Machete al machote” “Ni una menos”. “Estado Proxeneta”. “Viva la Vulva”
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Frente al Hotel Ambassador un local en renta fue visitado por la protesta feminista. Después de romper los cristales, en su interior pintaron el grafiti que marca a la república mexicana: México Feminicida. Han transcurrido unos 10 días de aquel histórico y tempestuoso 8 de marzo, y en el suelo de ese local se alcanza a ver un anuncio con la leyenda de “Se Renta”. Está invadido por una arena de cristalitos que todavía no recogen. Y aunque trataron de borrar el grafiti que denuncia la tremebunda realidad, lo único que consiguieron fue imprimirle un toque más estético, haciendo de ese local en renta, una formidable instalación del movimiento feminista, hoy por hoy, convertido en la vanguardia de la lucha social en México.
