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EL SEÑOR LOPEZ Y ESO QUE LLAMAN IMPUNIDAD

EL SEÑOR LOPEZ Y ESO QUE LLAMAN IMPUNIDAD

DANIEL BUTRUILLE

Parece bipolar el presidente de México cuando afirma en Querétaro que promueve una reforma a la Constitución para acabar con la corrupción y la impunidad. Todo su discurso de campaña para ser electo fue acabar con la corrupción, pero nunca acabar con la impunidad. Con impunidad, imposible acabar con la corrupción. Desde su famoso discurso de Acapulco y sus afirmaciones mesiánicas que su fuerte no es la venganza, siempre ha afirmado que no pretende perseguir a los corruptos de los sexenios pasados (perdón, sí, olvido, no). ¿Se puede acabar a la corrupción sin perseguir a los corruptos? La tolerancia del presidente hacía la corrupción tiene límites que demostró al afirmar que las transas (“la pinche transa”, según su propias palabras) que le duele es la de los inversionistas que se juegan su patrimonio para invertir, y no la de los políticos que amparados por su responsabilidad desvían miles de millones de pesos del erario público a su favor, a través de estafas maestras y otras estafas bastante groseras. AMLO tiene que ser más claro en su discurso. ¿Son corruptos los políticos o solamente son corruptos los emprendedores que arriesgan su patrimonio? AMLO nunca ha sido emprendedor, nunca ha arriesgado su patrimonio en una aventura empresarial, y sus juicios sobre quienes lo han hecho son bastante débiles. Cuando la impunidad es selectiva, entonces no puede haber justicia. Lo que probablemente no le quita el sueño al presidente. No le conmueve que su predecesor ande libre de persecuciones en compañía galante en Madrid y disfrutando recursos que provienen del erario público, pero sí le molesta que algunos empresarios e inversionistas pretendan aprovechar las leyes fiscales (justas o injustas, pero leyes al fin) a su favor. Su intervención para denostar una decisión de justicia lo descalifica y lo señala como un actor regresivo que no quiere aceptar la separación de poderes. PD. Ya que tanto se celebró la Constitución, es justo recordar su Artículo 1, párrafo 5, que sigue afirmando que “queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional” y que más adelante prohíbe a los mexicanos  no nacidos en territorio nacional (“los no mexicanos por nacimiento”), ser candidatos a puestos de elección popular y a muchas otras posiciones oficiales, como lo demostró el sistema al querer nombrar a Paco Ignacio Taibo II como director del FCE y a tener que torcer leyes y textos constitucionales, para lograr su propósito. Todavía le falta a esta Constitución abolir la discriminación. ¿No se habrán enterados los constitucionalistas, y abogados múltiples que predican la no discriminación? ¿Discriminación en el siglo XXI? ¿En México? butruilled@hotmail.com

Roberto Guillen

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