Entre gitanos no se leen la mano.
La ley del más fuerte impera en los grupos políticos. De las voluntades en el acarreo de votos.
Para quienes se acomodaron en el Congreso del Estado, con la anuencia de Francisco Cienfuegos, solo existe un patrón.
Para quienes esperan la alternancia, le apuestan a Jorge Mendoza, al grupo de Abel Guerra y Clara Luz, además del candidato natural a la gubernatura por contundencia y madurez Idelfonso Guajardo Villarreal.
La disputa interna se cobrará en tiempo breve. Le cerraran el camino a Adrián de la Garza, el compañero ideológico de Francisco Cienfuegos.
Podrán continuar en el instituto político, pero sus movimientos territoriales, la captación del voto, sobretodo en el poniente de la urbe, en la zona más poblada, serán copados por el PAN o incluso, por Movimiento Ciudadano de Samuel García.
Ambas pandillas, del defenestrado priismo nacional, se manejan por la libre. No existe línea. Incluso Felipe Enríquez, se acercó para barrer con el remanente de los sexenios de Natividad González Parás y Rodrigo Medina de la Cruz.
La caldera estatal arde. Le atizan al fuego de la división. Su consigna e intentona va en serio. Lucha sin cuartel y sin prisioneros.
Dr. Gerson Gómez Salas.
Monterrey N.L.