ROBERTO GUILLEN
Queridos lectores, hoy tuvimos el gustazo de conocer al abogado que lucha contra el homicidio industrial. ¿se acuerdan de aquellos obreros de la fundidora que murieron calcinados, allá por mil novecientos setenta y tantos? Pues más o menos es eso a lo que también se le conoce como “crímenes corporativos”. Osea, osea, son los intocables terrenos de lo irremediable, donde si se muere el trabajador, le recetan un mexicanísimo “ni modo”. Osea, osea, no hay consecuencia para el poderoso señor patrón. Y si no, pues que se lo pregunten a los señores en Pasta de Conchos. Fue una charla ilustrativa en el Asador Restaurant, donde el abogado y activista, Ernesto Villarreal Landeros, nos presentó a dos figuras que luchan contra las dominantes estructuras que hacen del ser humano una mera superchería chinesca, es decir, una minucia-nadería. Conocimos Amanda Azziz, quien da cuenta de la humillante segregación que hace la Canadá del carismático Justin Trudeau con sus migrantes. Y también tuvimos la suerte de conocer a Maximiliano Garcés, el abogado brasileño que ha tenido la osadía de enfrentarse a las trasnacionales y salir en defensa de los trabajadores, mediante un juicio colectivo. Digamos que nuestro personaje es algo así como el abogado que pelea contra el intocable Goliat Industrial. En su periplo y bregar, observa que las trasnacionales son como una sorda trituradora que devora la energía de sus trabajadores, sin rendir cuenta de sus atropellos, mezquindades y otros homicidios industriales. Osea, osea, como no hay consecuencias, como a nadie le importa, seguirán tratando y matando a sus trabajadores, como meras desechables piezas de relojerías. Al menos es lo que resulta de su experiencia con la trasnacional alemana que se vio implicada en una serie de muertes de mineros en Brasil. Y cuando se presentó ante la justicia alemana, lo primero que le dijeron es que tenía que depositar un titipuchal de euros en garantía, para que la demandada empresa alemana no sufriera un pellizco en sus finanzas, por el tortuoso gasto de sus abogados para tener que defenderse por los crímenes industriales que cometieron y que no quieren admitir…ja!
Interesante la visión global de Maximiliano Garcés, en un mundo que escamotea sus rudezas y miserias, mediante esa legendaria sonrisa marketinezca a la Bill Clintón que se carga el carismático Justin Trudeau…ja!
EL ABOGADO QUE LUCHA CONTRA EL HOMICIDIO INDUSTRIAL
