POR DANIEL BUTRUILLE
Elenco de lujo para el Foro “La Patria que queremos” que organizó El Norte, alrededor de Claudio X. González de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad, Gustavo de Hoyos, presidente de Coparmex, Luis Rubio de México Evalúa y de CIDAC y de Alfonso Romo, futuro Coordinar del Gabinete de AMLO. La respuesta también fue de lujo. Cupo lleno. Sin querer hacer una reseña que otros se encargarán de hacer mejor, me parece que sobresalen tres mensajes fundamentales, para el nuevo gobierno y para la sociedad mexicana. La mala calidad de la educación está hundiendo a México con relación a todos sus competidores. Los mejores estudiantes mexicanos no le llegan al tobillo de los estudiantes mediocres de países menos desarrollados. Sin la “meritocracía educativa” en el cuerpo docente, no hay manera de corregir este déficit estructural. Mensaje de tres de los cuatro ponentes: “no acaben con la reforma educativa; es suicidio.” Alfonso Romo no pudo más que malabarear el reclamo, asegurando que se iba a mantener los aspectos positivos de la reforma. El recado va fuerte. La respuesta débil. El presidente electo tiene que suavizar su mensaje de destrucción de la reforma educativa y sustituirlo por otro más propositivo de una educación responsable y de calidad que vuelva a poner a México en el escenario mundial. Segundo mensaje: urge restablecer (¿o será establecer?) el Estado de Derecho. Este desapareció del panorama nacional durante los últimos 18 años, escondido tras agresiones continúas, llamadas corrupción e impunidad, manifestadas por montones de cadáveres y de crímenes llamados huachicolero, extorsión, soborno, estafas maestras y otras tantas herencias de un régimen que no ha sabido entender que la corrupción no podía ser un instrumento de gobierno. Y que acaba pagando el precio por ello. El reclamo es general. Se espera una respuesta propositiva, no un discurso de campaña. Se espera una respuesta de gobierno, no una denostación opositora. Tercera exigencia, formulada por Gustavo de Hoyos: urge mejorar la gestión gubernamental, a todos los niveles de gobierno. Urge gobernantes capaces (¡no cómo en Nuevo León en dónde el nivel de aceptación del Bronco es 11.8%!). Urge detener un nivel de endeudamiento irresponsable y criminal, así como el volumen de “dinero prófugo”, lo cual ha sido una característica detectada por la Auditoría Superior de la Federación, contra la cual ni el Ejecutivo ni los Legislativos han querido actuar. Probablemente porque este dinero prófugo no lo era para ellos. Sabían muy bien adónde iba. El mensaje final, se lo dejamos a Luis Rubio que destaca que no habrá ninguna cuarta Transformación si no hay una transformación de la sociedad. Con mucha claridad evidenció que el nuevo gobierno no podrá resolver los problemas del país, porque las estructuras del poder no lo permiten. Porque las supuestas reformas no han reformado el poder. Porque al determinar metas, se confunden los síntomas con las causas. Solamente se podrá reformar el poder cuando se entienda que la solución no está en lo que el gobierno le delegue a los ciudadanos, sino en lo que la ciudadanía le permita al gobierno. Y esto depende de una verdadera transformación de la sociedad. Posible solamente mediante la participación responsable de la ciudadanía, con la aceptación de un gobierno también responsable. butruilled@hotmail.com
