Sé el domador gigante que todo lo emancipa
Deja a Dios.Haz al mundo hombre. Hazte principio.
Deja a Dios en su cielo como el te deja abajo
sudar en tu faena, sangrar en tus combates
Deja la eternidad tranquila. Sé la vida.
Sé el inquieto deseo que invita lo real;
sé, en el camino altivo al bien, la Belleza
a la verdad, humano corredor del relevo
voceador, caminante por quien viven las cosas
y todos los progresos reunidos persiguen;
sé el fogoso, el ardiente,el inquieto agitado
y deja de ocuparte de la serenidad.
FRAGMENTO DE LA OBRA “DIOS”, DEL GRAN VICTOR HUGO (1802.1885)