ROBERTO GUILLEN
Su destino cambió cuando vivenció el rostro crudo de Miseria…de los Olvidados. Se le estrujó el corazón y brotó un manantial de Sensibilidad, que hoy lo tiene convertido en Antonio Galván,el Padrino de los Olvidados…Todo empezó cuando un día de estos decidió explorar su propio destino: ir más allá de la carretera convencional que lo obligaba el hecho de ser un empleado más del grupo Timex.Y cuando entró a las brechas de los caminos rurales, su alma se estrelló con el abandono ancestral de los olvidados. Allá, en el fantasmal ejido mexicano, donde se mama la Patria, ya no volvió a ser el mismo, que hasta las lágrimas le brotan en el Sanborns, cuando recuerda aquella cartita que le envió una niña de un ejido del sur de Nuevo León:
«Padrino, si me podrías regalar una muñeca…y si también me podrías traer unos tamalitos», para sentir eso que llaman la Navidad».
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Antonio Galván es de esas personas que no soportan el abandono de los otros. Como esos chavitos que un día encontró a fuera de un pollo Kentucky en San Luis Potosí. Esa miseria de esquirlas humanas que el capitalismo salvaje suele esconder bajo la alfombra del «fatalismo risueño». Como para una Película de Netflix, el Padrino de los Olvidados protagoniza un pleito con el gerente de la trasnacional, que no soporta ver el hambre ancestral de unos chavitos rurales mexicanos devorando unas piezas de pollo entre los rostros atónitos que se llevan la lección solidaria de su vida y aplacan al gerente pinche, para decirle que no hay tos, que los chavitos de la calle también tienen derecho a divertirse en él área de juegos con los otros chavitos que les ha tocado mejor suerte, en un mundo donde,expresa Antonio, la vanidad todo lo echa a perder…
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Pero la Sensibilidad de Antonio no se redujo a una llamarada de petate. A una experiencia para-religiosa que se traduce en la provinciana foto filantrópica en los escaparates de la sampetrina vanidad Chic, nou, nou, nou…Porque el club de futbol americano Potros, donde se le conoce como el Tio Pecas, saben de su descarnada personalidad por asistir a los otros, por conseguirles unos tachones, un casco, una casaca…que con el tiempo se fue convirtiendo en un baluarte de la Confederación Obrera de México, cuya sede sindical en Nuevo León se encuentra en Apodaca, donde su activismo humanista por los necesitados es como un brillo que ya encandila la soberbia y la mediocridad de un Cesar Garza que ya le mandó cerrar el establecimiento, donde al campesinado no sólo se le brinda asistencia jurídica, sino que también se les apoya para promover sus productos con la estrategia de reactivar el campo mexicano, que se ha convertido en un vergonzoso detonador de la migración, en meros campos de exterminio por el hambre,el frio y las enfermedades que originan la viruela de una miseria que nadie quiere ver en un psicodélico mundo de apariencias. Pero la tumba histórica de promesas priistoides en que se ha convertido el campo mexicano sigue ahi…y el cerril alcaldito de Apodaca contribuyendo a boicotearlos más… (Por amor a México, mejor pónganse de acuerdo, muchachos)
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Que ya le envió un mensaje al whatsapp del arquitecto Benavides, pero nunca le contestó. El pleito ya escaló a nivel federal, ya viene otra vez la navidad y el Padrino de los Olvidados no tiene donde meter unas 300 chamarras que le han donado, para volver a vestirse de Santa Clos y alegrar el corazon del futuro mexicano… pero allá, donde se mama la Patria. En su rabia e impotencia brota otra de sus crudas verdades:
Vale más la chequera de un alcalde, que la de un servidor…sí, estamos luchando contra una chequera muy grande, pero nosotros tenemos que seguir en la defensa de la Dignidad del pueblo mexicano.
