ROBERTO GUILLEN
Por más que pasan los dÍas, los meses y los años, Gerardo Alvarez el trotamundos, no deja experimentar la hirviente sangre de un muchachón septuagenario en busca de comerse el mundo.Que a los veititantos años tomó su bicicleta y se largó por el globo terráqueo, para convertirse en el Julio Verne de Monterrey.
925 días le llevó recorrer unos 70 paÍses en unos dos años y siete meses. Y su espigada figura habla por si sola, habla de una vida entregada al ejercicio, que nuestro Julio Verne muy bien podría servir de un promocional del IMSS para darle a esos ancianos cuarentones sacudidos por la diabetes y otras enfermedades producto de su ruinoso sedentarimo, aunado a la pésima alimentación. En el restaurant de La Cuchara disfrutó de un delicioso almuerzo norestense, mientras el mexicano internacional que fue recibido por Octavio Paz en la embajada de la India, me maravilla con sus anécdotas, dignas de ser llevadas a un libro. Que un día este periodista iconoclasta soñó con caminar por las calle de la Gran Manzana, pero tan sólo llegó hasta el cruce de Cuauhtémoc y Madero, para después largarse a una biblioteca y hundirse en las letras de un Juan José Arreola, mientras por dentro lloriqueba por no verse convertido en el reportero estrella del New York Times. Pero don Gerardo Alvarez si tuvo el carácter, los huevos y la locura para largarse por el mundo y conocer otras calles, otras culturas, otras voces, otras bellezas, otras nubes, otras soledades, otros sabores. Digamos que fue un viaje sin escalas para tenderse en la hamaca con la Otredad…que ahora busca llevarlo a las páginas de un libro que ya estamos cocinando…
LA VUELTA AL MUNDO EN 925 DIAS…
