POR MALCOM EL SIBARITA
Me Maravilló…me maravilló con que amor les hablaba Lulú Pedraza a un auditorio abarrotado de estudiantes de gastronomía que celebraban el XI Simposium de la cocina norestense en el auditorio del Museo de Historia Mexicana.
Esa pasión por lo que somos me trasladó con aquella defensa que doña Elena Poniatowska y Francisco Toledo emprendieron a favor de la cocina oaxaqueña, frente a esa cosa industrial que llaman Macdonalds. Sin rasgarse las vestiduras ni caer en las proclamas inflamadas, la señora Pedraza nos fue envolviendo con las raíces históricas que le dieron vida a esa sabrosura que llaman Cabrito al Pastor. Y es que, como bien lo dijo la maestra Lulú, la cocina del mundo se compone por su geografía. Si bien los campos de la región nomás no daban para ver crecer el mango, el aguacate y otras ricuras, pues si era propicia para el pastoreo. Y como lo que mas existía era el cabrito, pues entonces vamos a comernos un cabrito al pastor.
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Una cultura sin raíces no vale la pena…necesitamos conservar nuestras raíces.
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También nos habló de esa frasesuca con que se acostumbra vilipendiar a la tierra del Piporro, externada por el célebre José Vasconcelos: Donde empieza la carne asada termina la civilización…Nombre , no se crean de eso, nuestra cocina es digna de la mejor mesa. Yo quiero que se sientan orgullosos de lo que tenemos. Miren, me contaron la historia que en una ocasión que Vasconcelos vino al norte, le sirvieron carne asada y después de que se acabó el platillo pidió más…entonces la persona que le estaba sirviendo le dijo, oiga maestro es cierto que usted dijo eso, que donde empieza la carne asada termina la civilización..? Y que tira la carcajada. Entonces dijo, no se crea, yo escribo cosas y al otro día se me olvida
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«Ahora con tantas cocinas que estàn entrando, es preciso reafirmar la cocina norestense…hay que reafirmarla y hay que difundirla…un día los voy a llevar al casino Monterrey, a ver como le hago, para que vean los platillos, ustedes ven con que gusto comen los señores y se vuelven a servir…»
