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EL TEATRO SERÁ UN ELOGIO A LA PROVOCACIÓN, O NO LO SERÁ

EL TEATRO SERÁ UN ELOGIO A LA PROVOCACIÓN, O NO LO SERÁ

ROBERTO GUILLEN
@Periodistta
Se queda. El artista francés Thierry Thurmel dice que también persiste contra la modorra social de la “ciudad comal”, como bien la llama el rockero Kadakarton. Su desafío lo ha llevado a vivir de frijoles por meses enteros, hasta que la poesía lo salvó y consiguió llevarse tres mil pesos a la bolsa en un concurso de minicuentos al que convocó la Casa de la Cultura. Thierry me cae bien. Me gusta su estilo y su mexicanísimo nomerajo: no me quiero ir de aquí, porque sería como el perro que se va con la cola entre las patas. Fue en julio del 2009 cuando lo vi saltar al escenario en el Teatro Calderón, con la pieza El Reencuentro Fortuito. De ahí nos fuimos al Chac Mool a celebrar la noche. En el 2009 consiguió conformar su propia compañía, denominada Los imprudentes, con la que logran montar El Concreto y la Sed, una obra que una vez más vuelve a salir en cartelera y que les recomiendo ampliamente. Mientras tanto, aquí les presento una lectura de un gestus que me parece lúdicamente irreductible:
Grata fue la noche con Los Imprudentes, compañía de teatro que dirige Thierry Thurmel, quien nos invitó a la Casa de la Cultura para decantar el florecimiento de su juego escénico: la mofa es una burbuja donde se desnudan los resortes de la modernidad.
¡Erria! (voz gutural de la neurosis urbana).
¡Carrotes!
¡Progreso!
¡Edificios grandotes!
¡Ciencia!
¡Wal Mart!
¡Wal Mart!
¡Wal Mart!
¡Primer mundooooooo!
De formación circense, el director parisino logra impregnar a sus actores el nervio de la pantomima que, al imbricarlo con las expresiones guturales de la triada en-el-garfio de la contingencia perruna, consigue un contraste de matices, que termina superponiéndose a la sencilla escenografía conformada por un muro de cajas de cartón, donde traviesamente alcanza a leerse: Tapa, maneje con cuidado.
Un militar decorado con el cariño proxeneta de un tupé. María Del Deseo disfrazada con tetas y nalgas de caricatural campeonato. Y el falaz politicastro enfundado en su tranza de la banda presidencial. Girando en torno a un excusado. ¿El símbolo de la prostituta condición humana? Un matiz jodorovskiano serpentea los trazos escénicos de Thurmel.
Pero como El concreto y la sed escapa a la creación de una sola visión, la frescura hibridez de la puesta resulta un para gozar la herejía de la comuna.
Conciben en comunidad su propia visión del mundo. Los Imprudentes después de echarse un caldo con la quijada de burro que usó Caín interrogan a la metalización de la voluntad: ¿Dónde está Dios?
Así como el fondo musical del montaje alude a los ejércitos de la ciega producción, marcado con los intermitentes ladridos de un doberman de rigor, del muro de cartón surge María Del Deseo con un bonsái de la pretendida esperanza, para colocarlo sobre el excusado, que va empotrado sobre un carrito de roles.
¿Es el teatro el ecosistema del símbolo?
Thierry Thurmel y Los Imprudentes le dan un boca-a-boca a las marionetas del cuadro social. María del Deseo mordisquea la manzana para terminar masticándose a sí misma. (¿Es el deseo un primitivo calcinado por su propia lengua?)
En el circo de Thurmel las marionetas son de carne, hueso y de a de veras.
Porque el político va como putina por la vida, que defeca, folla y encuentra su destino en el vertedero. Luce un shorcito cachondo como las florecillas que lindamente bailotean en el Bar de Max. Zapatillas de cándida silvestre. ¡Ah! Y sin faltar el símbolo de la tenebra-te atrapé: De la marca Dorian Gray. Que no le bastaron donde van, porque también cubre su rostro con otra mascarada.
¡Erria! (otra vez la neurosis urbana).
¡mijo!
¡presupuesto!
¡util!
¡comprar!
¡comprar!
¡comprar!
¡Wal Mart!

OCTUBRE 2011

Roberto Guillen

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